Lo que conviene saber sobre la Tierra

Los conocimientos básicos sobre el planeta ayudan a tomar decisiones informadas a los ciudadanos, señala un informe

Hay gente que cuando lee u oye el término "placas tectónicas" sale corriendo, aunque sólo sea figuradamente. Sin embargo, todos vivimos sobre esas placas que flotan y que cuando se mueven demasiado causan terremotos tremendos, con miles de víctimas mortales. ¿No sería más lógico que supiésemos en qué planeta vivimos y de dónde viene, cuál es su historia? Un nuevo informe de la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF, según sus siglas en inglés) y otras instituciones de Estados Unidos enumera los conocimientos mínimos sobre la Tierra que cualquier persona debería tener.


Que las rocas terrestres proporcionan datos sobre su historia, que el Sistema Solar se formó a partir de una enorme nube de gas y polvo hace 4.600 millones de años, y que la corteza terrestre viene en dos tipos distintos: continental y oceánica, son algunos de estos conceptos básicos.


"Es importante que cada ciudadano conozca los conceptos fundamentales de las ciencias de la Tierra para poder tomar decisiones informadas y responsables sobre asuntos públicos, desde el cambio climático a la energía, desde los recursos naturales a los riesgos de terremotos", asegura Robert Detrick, director de la división de Ciencias de la Tierra de la NSF.


Los desafíos a los que se enfrenta la humanidad, como la escasez de energía, de recursos minerales y de agua, el cambio climático y otros están relacionados directamente con las ciencias de la Tierra, recuerdan los autores del informe, que ha sido revisado por expertos en cada una de las especialidades científicas.
Con los siguientes 10 conceptos, escogidos entre otros muchos del informe, se puede realizar una primera aproximación a nuestro grado de conocimiento del planeta en que vivimos:


1. La corteza oceánica continental es la que está en la superficie y puede tener miles de millones de años de antigüedad. Sin embargo, la corteza oceánica se forma continuamente y se reabsorbe en el manto terrestre que está debajo. En ningún mar tiene más de 200 millones de años.


2. La vida en la Tierra empezó hace 3.500 millones de años en forma de organismos de una sola célula, mientras que los humanos actuales sólo han ocupado el 0,004% de la historia del planeta.


3. La Tierra está activa geológicamente y todos los procesos que tienen lugar en ella son el resultado del intercambio de energía y masa entre los sistemas terrestres. La energía procede originalmente del Sol y del interior de la Tierra.


4. La Tierra tiene un núcleo metálico y las rocas que lo rodean estaban fundidas y se han ido enfriando lentamente para forma el manto y la corteza terrestres. Los átomos de los elementos químicos se combinaron para formar los minerales, que luego se combinaron para formar las rocas.
5. Las placas tectónicas en que se divide la superficie de la Tierra están formadas por la corteza terrestre rocosa y el manto superior y se mueven despacio las unas respecto a las otras a velocidades de hasta 10 centímetros por año.


6. El agua es esencial para la vida en la Tierra. Su combinación única de propiedades químicas y físicas es clave en el funcionamiento de todos los procesos terrestres. Al principio, el agua de la superficie se acumuló procedente tanto del interior como de la captura de hielo extraterrestre.


7. Los fósiles son pruebas conservadas de la vida antigua. Las extinciones de masa ocurren cuando las condiciones generales cambian más rápidamente de lo que pueden adaptarse las especies.


8. Las condiciones geológicas han afectado históricamente y afectan la distribución y el desarrollo de las poblaciones humanas. Los recursos naturales son limitados y los combustibles fósiles son el resultado de procesos de millones de años de duración.


9. El suelo se desarrolla lentamente a partir de las rocas que se van descomponiendo y la erosión del suelo amenaza a la agricultura.


Y finalmente: 10. Los humanos ya alteramos significativamente todos los procesos superficiales terrestres.

Este artículo fué publicado en EL PAÍS

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