Traducen 'conjuros' sumerios de hace 4.000 años contra la enfermedad
EFE
MADRID .- "Vete, sal de aquí, parálisis/ como la ventosidad que el ano suelta/ como la orina que de la entrepierna gotea". Ese es uno de los conjuros con los que hace 4.000 años se "sanaba" la paraplejia, según una investigación de una filóloga del CSIC, Bárbara Böck, que los ha traducido por primera vez.
Böck, contratada por el CSIC en 2002, lleva trabajando en la traducción de tablillas de arcilla sumerias y acadias con "recetas" conservadas en los museos Británico de Londres y el Vorderasiatisches de Berlín desde finales de los 90, según explicó.
En ese tiempo Böck, de nacionalidad alemana, ha trabajado con 30 tablillas ya conocidas y 50 cuyo contenido era inédito : "es como hacer un puzzle del que desconoces el número de piezas que tiene".
En algunas tablillas se proporcionaba al paciente información sobre su enfermedad, pero en otras solo se proporcionaba el conjuro tipo de masaje que iba a "sanarle" porque iba a provocar la expulsión del cuerpo del "demonio" que producía el mal.
En el conjuro para la parálisis, que nunca había sido traducido, se da órdenes al demonio, que en este caso tenía que salir del cuerpo como un fluido corporal impuro .
Quizá por eso hace referencia a todas las "posibilidades": "sal de aquí, como la leche materna que de la mama emana/ como el sudor que el cuerpo transpira/ como las gotas de sudor que en la frente se forman/ como la ventosidad que el ano suelta/como la orina que de la entrepierna gotea/, como el eructo que la garganta expele/ como el moco que la nariz produce y como el cerumen que el oído segrega".
Los "sanadores" se vestían de pez porque ese era el símbolo de Ea, el dios de la magia, y recitaban o aplicaban su "tratamiento", preferiblemente a finales en dos fechas de finales del actual agosto, porque creían que era en esas fechas cuando se podía entrar en contacto con el más allá.
Si el tratamiento consistía en masajes, que se daban desde el torso hacia las extremidades , al final se colocaban amuletos en las muñecas y los tobillos, para evitar que el "demonio" entrase de nuevo en los pacientes a través de los miembros.
Así se trataba, por ejemplo, la "mano del espíritu de la muerte" , un mal al que hacían responsable de las migrañas, la parálisis, la locura y los problemas gastrointestinales.
Böck no tiene "ninguna constancia" de que los masajes o los conjuros tuvieran efecto, pero cree que debieron "tener algún éxito porque la palabra curativa tiene efectos calmantes".
Además de conjuros, hay tablillas con información precisa de cómo hacer masajes para aliviar migrañas , facilitar el parto o combatir el agotamiento, y en todos ellos se empleaban aceites de plantas medicinales y aromáticas.
"Son iguales, exactamente, que las terapias que se emplean actualmente, sólo el concepto que hay detrás ha cambiado totalmente y ya no son demonios a los que hay que exorcizar", señaló la investigadora.
Las tablillas con los signos cuneiformes se hallaron en yacimientos de la antigua Mesopotamia : Ur, Uruk, Babilonia y Sippar, en el sur, o Asur, Nínive, Nimrud o Sultantepe (actual Turquía).
Las copias más antiguas están fechadas en el principio del segundo milenio a.C y el más reciente es del siglo III a.C.
Además de las tablillas, Böck ha tenido como principal fuente de investigación un libro de encantamientos escrito en sumerio y acadio , titulado 'Mushu'u' (masajes en castellano), donde hay más de 50 conjuros que acompañan el tratamiento.
También ha encontrado otras técnicas terapéuticas en un libro en lengua acadia, con 45 textos médicos.
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