"Hay que dar nuevas órdenes al cerebro”

Tengo 62 años. Nací en Madrid y vivo en Valencia. Estudié la carrera de perito industrial y a eso me he dedicado toda la vida. Luego estudié hipnosis clínica y abrí una consulta en Valencia. Estoy divorciado, vivo en pareja y tengo 4 hijos. Me interesa la doctrina social de la Iglesia católica para lo social y para lo político


-¿En qué consiste la hipnosis clínica?
–Es un sistema de terapia que se hace en estado hipnoideo, es decir, en hipnosis profunda. Se trata de desconectar la parte consciente del cerebro. El paciente mantiene los automatismos rutinarios, pero sólo oye con la parte inconsciente, el hemisferio derecho.

–El monstruo.
–Ahí están almacenadas todas esas sugestiones negativas generadoras de patologías y que provocan comportamientos inconscientes que no deseamos.

–Ya tiene mi subconsciente en sus manos, ¿ahora qué?
–El terapeuta va introduciendo en su subconsciente sugestiones de signo contrario a esas que nos hacen actuar en contra de nuestros deseos.

–Póngame un ejemplo.
–Una terapia psicológica convencional y la hipnosis clínica van al mismo punto, pero por caminos distintos. Un psicólogo te repi-te por activa y por pasiva durante meses dónde está el origen de tu ansiedad hasta que esos conceptos pasan al inconsciente. En estado de hipnosis, dos frases bien dichas son suficiente. Un año de terapia convencional equivale a un mes de terapia de hipnosis.

–¿Qué enfermedades cura la hipnosis?
–Hay seis grandes grupos: todo tipo de fobias; comportamientos compulsivos y obsesiones; problemas derivados de represiones; adicciones; neuralgias o neurosis (depresiones, ansiedades), y tratamiento de enfermedades físicas, no víricas.

–¿Enfermedades físicas, dice?
–Dos neuropatólogos americanos, Brandy y Weiss, demostraron –con un amplio estudio clínico que realizaron de los años 1975 a 1978 con pacientes con úlcera de duodeno y colon irritable– que el 75% de las enfermedades fisiológicas no víricas tiene un origen mental. Yo mismo soy un ejemplo de lo lejos que puede llegar la hipnosis.

–¿Qué tenía?
–Se ha publicado en “Discovery Salud”: un cáncer de grado tres curado con hipnosis, un tumor en la vejiga. La única terapia posible según los médicos del hospital General de Valencia era extirpar la vejiga y la próstata. Mientras esperaba a ser operado comencé un tratamiento con hipnosis clínica.

–¿Y?
–Pedí al cirujano que antes de operarme me hiciera un TAC para medir la eficacia de la hipnosis. En cinco sesiones el tumor había desaparecido. Los oncólogos me pidieron hacer otra endoscopia. Encontraron una cicatriz, pero ni rastro del tumor.

–¿Magia?
–El tratamiento que se hace para este tipo de enfermedades es la hipertermia, la elevación de la temperatura en una zona localizada a través de la hipnosis y la mente.

–¿Cómo se hipnotiza a una persona?
–Una sesión de hipnoterapia se compone de tres fases: relajación, visualización y terapia. Para la relajación utilizamos el método de Schultz, un proceso similar al que hace el cuerpo naturalmente cuando se va a dormir.

–Es decir, se induce un falso sueño.
–Sí. La mente queda despierta y el cuerpo, dormido. Ahí comienza la llamada fase REM (“rapid eye movement”), que es el principio del trance hipnótico y que se consolida con ejercicios de visualización adecuados para bajar a memoria profunda. El paciente tiene la sensación de controlarlo todo porque oye, pero sin embargo se está dejando hacer.

–Qué miedo.
–Nadie te puede hipnotizar si tú no quieres. Si el terapeuta guarda silencio durante más de 15 segundos, el paciente entra en la fase de sueño convencional, con lo que se desliga de la fase hipnótica.

–¿En qué consiste la terapia?
–Una vez que el paciente está en el punto que a ti te interesa de memoria profunda, empiezas a trabajar con la terapia, que pasa por las fases de autoestima, autoconcepto, autocontrol, orden y a veces castigo.

–¿Castigo?
–En algunos casos complicados de trastornos de conducta y en las dependencias, la terapia debe incluir el ejercicio de castigo, fuerte o suave, según el grado de adicción.

–Me está empezando a preocupar.
–El castigo es sólo una inducción para sentir algo desagradable como aviso y disua- sión. Por ejemplo asociar fumar con un mal gusto de boca.

–¿Y qué es el autoconcepto?
–La interpretación que hacemos de cómo nos ven los demás. El autocontrol es la capacidad de controlar las situaciones complicadas que nos presenta la vida: debemos saber encontrar recursos en nuestra mente para salir de ellas. Y las órdenes son las que se dan al subconsciente para que abandone comportamientos indeseados.

–¿Funciona?
–Imagine que en el subconsciente usted tiene una suma de impresiones negativas de cosas que le han ocurrido y que le hacen actuar de forma poco saludable. Imagine que esa suma tiene el tamaño de una avellana.

–Ya está.
–Si yo introduzco órdenes en el sentido contrario, a medida que transcurren las sesiones de hipnosis –nunca más de seis– las nuevas sugestiones van adquiriendo tamaño. En el momento en el que superan el tamaño de las anteriores, éstas de diluyen y el paciente empieza a actuar con las nuevas órdenes.

–¿Para siempre o sólo durante un rato?
–Si el tratamiento ha llegado a término sin ningún problema, la patología está definitivamente superada. Se ha producido uno de los efectos más desconocidos de la hipnosis clínica: el efecto vacuna.

 

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